domingo, enero 08, 2006

Habemus Papam

La Iglesia Católica Apostólica Romana eligió ayer al brazo inquisidor de Juan Pablo II como papa de los católicos. Joseph Ratzinger, ahora Benedictum XVI, tendrá hasta que se muera la suma del poder del Vaticano.

Este hombre, ex militante de la juventud hitleriana e hijo de un policía fue durante el papado anterior el equivalente al tristemente célebre Torquemada. Hans Küng, por ejemplo, es un teólogo alemán que sufrió las persecuciones de Ratzinger desde el 17 de octubre de 1979, cuando se le ocurrió publicar un balance crítico del primer año de Juan Pablo II. Dos meses después, la cúpula vaticana le retiró la autorización eclesiástica para enseñar teología católica.

Ratzinger también fue implacable con otros teólogos reformistas. Schillebeeckx, Balasuriiya, Boff, Bulányi, y Curran, así como el obispo Gaillot (de Evreux) y el arzobispo Huntington (de Seattle) se cuentan entre quienes cayeron en las garras de su poder. En opinión de Küng, este acoso resultó en “una Iglesia de vigilantes en la que se extienden los denunciantes, el temor y la falta de libertad” pero además “los obispos se perciben a sí mismos como gobernadores romanos y no como servidores del pueblo cristiano, y los teólogos escriben en conformidad o callan.”

Es posible anticipar que la católica seguirá sin ser una Iglesia para todos. Los homosexuales y las mujeres serán los primeros excluidos. Fue Ratzinger el cura que dijo que “los homosexuales arderán en el infierno” y el principal opositor de la idea de que las mujeres se ordenen como sacerdotes.

Predicará contra la pobreza, pero con su posición inamovible contra la regulación de la natalidad será corresponsable de esa miseria, de la explosión demográfica y la difusión del SIDA.


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