ADVERTENCIA: No, no es que Guerra haya deglutido a Guerrita, se trata de un ensayo para renovar su plantilla.
No había visto entero el “festejo” de Mauricio Macri (
electo Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, capital de la Argentina). Ayer lo ví. Me dieron muchas ganas de llorar, y otro poco de golpearme la cabeza contra la pared. Después pensé que mejor sería que se la golpeen los que lo votaron.
Una cosa frívola, parecía la fiesta de aniversario de una disco. Faltaba la pizza y el champán. O quizás no faltaba, no. Por momentos sospecho que éstos son peores.
Ahhh, pero
la vice jefe es discapacitada. Eso sí que es inclusión social.
Unas horas más tarde en CQC lo invitaron a Macri
a cantar una de Queen. Sinceramente no pude ver el final. Los chicos de CQC apostaron al suspenso, y yo para suspenso me veo una buena película. Que esta es una muy, muy mala.
Me banco a regañadientes a Kirchner, con su discurso de protección de los derechos humanos, y su policía que sigue matando gente a puro gatillo fácil todos los días. Ni siquiera sé bien por qué, pero presiento que es lo menos peor de todo, y que de a poco, si metemos presión, si cuidamos los poquitos logros…
Pero esto de la Capital es mucho. Si, ya sé, no me asombró. Tampoco me hubiera alegrado el triunfo de Filmus, dicho sea de paso. Pero es que no termino de convencerme de que vivo en un país donde para la mayoría el valor principal es la “seguridad”. Que quieren que les cuiden lo que lograron con “toda una vida de trabajo”, y “caminar tranquilos por la calle” (como en la época de los militares, ¿vió?). Ahora me quedo pensando en si será cierto eso que me dijeron horas después del triunfo. Que los porteños esperan que
“les limpien la ciudad de negros”.
Limpiar no van a poder limpiar mucho. Más bien me parece que va a correr sangre. Y cuesta limpiar la sangre, vea.
Me desperté todavía asqueada con las imágenes del domingo, las que terminé de ver ayer. No pasaron horitas y otra vez la tele con el cachetazo.
Desalojo en Salta.
De verdad no me interesa que tan ilegalmente estaba esa gente ocupando esas tierras. De ninguna manera creo que sea necesario desalojar a familias con chicos y mujeres embarazadas a los golpes y a los tiros. ¿Este es, de verdad, mi país?.
Sí, mientras Macri y sus secuaces bailan (y otros festejan en todos los puntos del país), 170 familias son desalojadas del único lugar que encontraron para establecerse. Así, sin más. A puro empujón, a pura bala de goma. Todo esto no dice nada nuevo del país en el que vivimos, ya lo sé. Pero los contrastes a veces me agobian. Y otras tantas veces me indignan y me entristecen, como hoy.